31 de janeiro de 2012

Sobre el Respeto al Gusto Ajeno y la Tortura Taurina

Hoy leí en el periódico que el alcalde de Bogotá decidió que no va a patrocinar las corridas de toros en la ciudad, ni participará del evento, ni siquiera por medio de un representante. Es una buena notícia. Algo por lo que alegrarse en medio de tantas notícias de corrupción y problemas en la ciudad. Al final del reportaje, dieron la palabra a algunos taurófilos, que defendieron las corridas de toros como un arte que hace parte de la cultura desde hace siglos, que representa "lo que somos", y también como el derecho que ellos tienen de divertirse a su gusto.
Una cosa que siempre me incomoda es la palabra "tradición". Cuando argumentan que determinada cosa debe continuar porque hace parte de la tradición, viene desde hace tiempo, siempre fue así, etc, me da una urticária interna, me arde el estómago. Esos argumentos son tan conformistas, ¡tan de mentes pequeñas! Y sobretodo, no se sustentan. Que algo sea tradicional no significa que sea lo mejor. No significa que sea ético, que sea bueno. O si no, ¿por qué no seguimos con los costumbres antiguos? Desde hace miles de años la mujer siempre se quedaba en casa, sometida al marido. Era la costumbre, la tradición. Así como era tradición echar pólvora el 24 y quemar el Año Viejo el 31. Y la costumbre de meter al segundo hijo a padre, eso también era tradición, así como usar ruana y sombrero en Bogotá. ¿Por qué el mundo cambia? ¡Volvamos a seguir al pie de la letra la tradición! Me parece ridículo insistir que el toreo debe continuar porque existe desde 1700 y algo. Si así fuera, todavía viviríamos en la Edad Media. 
El mundo gira, las cosas cambian, las mentes se conscientizan. Y después de muchos errores, la humanidad entendió que los seres vivos merecen respeto, y que la crueldad gratuita no es algo digno de ser loado, y mucho menos patrocinado. Vi en un comentário al reportaje que el señor lector argumentaba que Petro tomó esa decisión porque es comunista, y que de aqui a poco va a prohibir las peleas de gallos, la bebedera y hasta los carnavales. Eso es algo dicho sin pensar. Primero, porque Petro es alcalde de Bogotá, no tiene como prohibir carnavales que se hacen en otros lugares como Barranquilla. Y por otra parte, la ley seca es una cosa, prohibir el alcohol es algo que nadie va a hacer, porque en el pasado trataron y no pudieron. Por último, si prohíbe las peleas de gallos, aplaudo de pie. Ojalá acaben con cualquier tipo de peleas, de toros, de gallos, de perros. Los animales no existen para la diversión humana, no son payasos ni mucho menos.
Y hablando de diversión, los taurófilos argumentan que como parte de su libertad, ellos tienen derecho de divertirse con la "fiesta brava". Que quienes no disfrutan las corridas no tienen el derecho de imponerles su opinión y acabar con su alegría. Todavía no entiendo qué tiene de alegre ver un pobre animal encorralado por un torero y los banderillas, sangrando, echando espuma por la boca, luchando literalmente por su vida. ¡Cómo se les ocurre decir que es arte, que es un 'ballet'! Ellos se divierten porque no son el toro que está en el ruedo. La única cosa que las corridas expresan es la capacidad humana de ser cruel e insensible. Muestra el peor lado del ser humano, el lado que se divierte a costas del sufrimiento ajeno, que necesita de sangre y dolor para encontrar placer. Quien alega que tiene derecho a divertirse, olvida que los toros también tienen derecho a vivir, a no ser torturados.
Los antitaurinos no son comunistas, y si algunos son, no es un crimen. Y no desean imponer su opinión. Simplemente son conscientes, sensibles, gente que ve con los ojos y siente en el corazón el dolor del animal en el ruedo, que se indigna con la tortura. Todavía no entiendo que hay de divertido en el toreo. ¿Quieren divertise? ¡Entren en la arena y hagan el papel de toros a ver si es tan rico!
Una cosa es respetar los derechos de los otros, sus gustos, mientras eso no hiera los derechos de terceros. En el caso de las corridas, los toros, que no son objetos, tienen sus derechos y su integridad lesionados, por lo cual cualquier pedido de respeto hecho por parte de sus maltratadores no tiene validez. Al fin y al cabo, la libertad y los gustos de cada un van hasta donde comienzan los derechos y gustos de los otros. Si los toros pudieran hablar... dudo mucho que dirian que les encantan las corridas...

Nenhum comentário: